Los grandes cantantes son casi siempre grandes hombres. Sus canciones, aventuras, pensamientos y acciones les convierten en mitos, y si bien la forma de comercializar sus discos es sumamente mercantilizada por las sucias manos de terceros, siempre nos queda su música, su pasión y su voz. Johnny Cash ya no existe, murió hace unos años y desde ese momento surgió un mito; en realidad ya lo era, pero la serie de discos de versiones y regrabaciones “American Recordings” y la mano santa de Rick Rubin en los controles, le encumbró al sitio que debió de merecer décadas atrás; los más jóvenes lo sabemos en especial. Para seguir con la tradición, y a pesar de que la carneradioactiva no cree en los discos póstumos -viles trucos para exprimir el legado de los muertos-, le traemos el “American VI: Ain´t no grave”, disco denso y doliente con versiones de Sheryl Crow; autores olvidados del folk gringo de los 60 (Tom Paxton, Ed McCurdy y Bob Nolan), de su colega Kris Kristofferson y una adaptación de un verso bíblico “I Corinthians 15:55”. Siempre Johnny Cash.
miércoles, 3 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario