Los que vivimos escuchando discos del ayer, tenemos un pequeño juego: imaginar que podemos visitar el proceso de grabación de uno de nuestros discos favoritos. Yo siempre digo que me hubiera gustado estar en la costa azul de Francia junto a The Rolling Stones en 1971, allí hubiera vivido con ellos uno cuantos excesos y desvarios, incluso al punto de perder la razón con el heroinómano y adorable bastardo que era Keith Richards en ese tiempo, y sobre todo, ver, vivir, gozar y sufrir la gestación de uno de nuestros discos favoritos: "Exile of Main Street".
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