Gary Numan, el hombre, la máquina. Él, que ha influido a músicos de distintas tendencias y ámbitos y que es malamente celebrado por sus desvaríos mentales y megalomanía (se casó con la presidenta de su club de fans y dicen que en los ochentas le gustaba pasear por Londres en una limusina blanca), abrió la puerta a la vanguardia con su disco debut “The pleasure principle”, una obra que puede ser catalogada como rock sin guitarras o de electropop según se mire y que incluye temas como “Cars” –una de nuestras favoritas de siempre-, “Airlane” o “Complex”. Sintetizadores a tope y sonidos diferentes. Un clásico.
viernes, 30 de abril de 2010
Gary Numan
Gary Numan, el hombre, la máquina. Él, que ha influido a músicos de distintas tendencias y ámbitos y que es malamente celebrado por sus desvaríos mentales y megalomanía (se casó con la presidenta de su club de fans y dicen que en los ochentas le gustaba pasear por Londres en una limusina blanca), abrió la puerta a la vanguardia con su disco debut “The pleasure principle”, una obra que puede ser catalogada como rock sin guitarras o de electropop según se mire y que incluye temas como “Cars” –una de nuestras favoritas de siempre-, “Airlane” o “Complex”. Sintetizadores a tope y sonidos diferentes. Un clásico.
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